En el año 2008, los vecinos de Cabo Pulmo, un minúsculo pueblo a orillas del mar de Cortés en Baja California, comenzaron a percibir la presencia de gente extraña en los aledaños de su pueblo. En el camino surgieron, de repente, casetas de seguridad. La información les cayó poco a poco, como gotas de agua helada. Su arrecife de coral, por el que tanto lucharon y han luchado, vuelve a estar en peligro…
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